Halloween

 

A pesar de lo que muchos creen, la tradición de Halloween no es patrimonio de los americanos, sino de los europeos. Para ser más exactos de los pueblos celtas que ya celebraban esta fiesta hace más de 2000 años, con motivo del final del verano que coincidía con el 31 de octubre. Son muchos los historiadores que coinciden en que Halloween no nació en el continente americano, sino que allí lo llevaron los nativos irlandeses. Según su tradición, esa noche era la escogida por los muertos para volver a la vida, y acechar a los vivos para pedirles algo. Los aldeanos tenían una curiosa estrategia para evitar el contacto con los fantasmas que consistía en vestirse con pieles y adornar sus poblados con símbolos que les causara miedo y desviar de este modo su atención. Esta interesante estratagema, derivaría con el tiempo en la actual costumbre de los disfraces y adornos hogareños. 

 

La costumbre de ahuecar y tallar una calabaza para convertirla en un farol tiene su origen en el folklore irlandés del siglo XVIII. Según se cuenta, Jack era un notorio bebedor, jugador y holgazán que pasaba sus días tirado bajo un roble. La leyenda cuenta que en una ocasión, se le apareció Satanás con intenciones de llevarlo al infierno. Jack lo desafió a trepar al roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.

 

La historia dice que cuando Jack murió no se le permitió la entrada al cielo por sus pecados en vida, pero tampoco pudo entrar en el infierno porque había engañado al diablo. A fin de compensarlo, el diablo le entregó una brasa para iluminar su camino en la helada oscuridad por la que debería vagar hasta el día del Juicio Final. La brasa estaba colocada dentro de un nabo ahuecado para que ardiera como un farol durante mucho tiempo. Cuando los inmigrantes llegaron a Estados Unidos observaron que las calabazas eran más abundantes que los nabos. Por ese motivo, surgió la costumbre de tallar calabazas para la noche de Halloween y transformarlas en faroles introduciendo una brasa o una vela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino mantenerlos alejados de las personas y sus hogares.

 

Cada vez en más países, disfrazarse para Halloween y celebrarlo a modo de fiesta se ha convertido en toda una tradición. En España, hay gente a la que no le gusta esta celebración por su carácter “importado” o “poco respetuoso con los difuntos”; pero también es verdad que cada año adquiere más popularidad y cobra más fuerza. 

 

Como en todas las celebraciones, la gastronomía es una de las principales protagonista. A continuación, tal y como es habitual, te mostramos unas cuantas recetas apropiadas para la ocasión, pero en nuestro recetario podrás encontrar muchas más recetas con las que celebrar una terrorífica y divertida cena de halloween.

 

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