Las sardinas

 

La sardina (Sardinops sagax), es un pez marino de doce a quince centímetros de largo, parecido al arenque, pero de carne más delicada, de color negro azulado por el lomo, dorado en la cabeza y plateado en costados y vientre.

La sardina constituye, junto con el boquerón, uno de los pescados más saludables y populares. Es un pescado que contiene altos contenidos en grasas y es en verano cuando esta cualidad es más sobresaliente. Estas grasas no aportan nada de colesterol, muy al contrario hacen disminuir a éste. El precio y su sabor hacen de la sardina una fuente de proteínas y grasas saludables de muy bajo coste.

La primera conserva en lata que se hizo fue a base de sardinas y siguen siendo ampliamente vendidas en conservas de muchos tipos.

Por su alto contenido en grasas no es conveniente congelarlas, pues se deterioran muy fácilmente.

Las sardinas tienen un buen sabor y elevado rendimiento alimenticio: contienen 21% de proteínas, 4% de grasas y 75% de agua, además de incluir vitaminas A, D, B, B2 y minerales muy diversos, como el sodio, potasio, calcio, magnesio, hierro, fósforo y azufre. Cada 100 gramos de sardina producen 106 calorías y su rendimiento es de un 70 por ciento. 

Normalmente se suelen presentar en conserva en aceites vegetales, por su versatilidad y su extraordinario valor nutritivo. Frescas, su preparación suele ser muy sencilla y de un gusto extraordinario. Las más grandes se destinan a ser asadas al fuego de una brasa y las más pequeñas se suelen freír rebozadas en harina, aunque existen multitud de preparaciones para tan rico alimento. Es muy recomendable tanto para niños como para ancianos por sus altos contenidos en vitaminas y minerales. Se pueden preparar en papillote, en escabeche, guisadas o asadas.

Las que vienen en conserva se pueden tomar tal y como vienen, añadirlas a ensaladas o realizar con ellas pastas muy variadas y muy ricas, para aperitivos y canapés.

El consumo de sardinas es muy recomendable porque es una fuente muy buena de omega-3, que ayudan a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos, además de aumentar la fluidez de la sangre, lo que disminuye el riesgo de aterosclerosis y trombosis.

Otra propiedad beneficiosa de las sardinas es su acción antiinflamatoria, por lo que son recomendables en procesos artríticos.

La espina de la sardina es una fuente muy importante de calcio por lo que si consumimos sardina de lata el aporte de calcio a nuestro organismo es mucho mayor ya que comemos también su espina

Quienes padecen hiperuricemia o gota deben limitar el consumo de sardinas y resto de pescados azules, dado su contenido en purinas, que en el organismo se transforman en ácido úrico.

Si no las asamos al aire libre tienen el inconveniente de que nos impregna la cocina y la casa de humo y olor que incluso puede durar algunos días. Para evitar esto, sugerimos el siguiente truco: Asarlas en el horno. Y si forramos la bandeja con papel de horno, o papel de aluminio, ni olerá nuestra casa, ni ensuciaremos la bandeja, con lo que también ganaremos tiempo a la hora de fregar lo ensuciado al cocinar.

Como es habitual, a continuación os ofrecemos una pequeña relación de recetas con sardinas, de las muchas que puedes encontrar en nuestro recetario

 

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