Gana la batalla a la sal

 

Está confirmado que casi tres cuartas partes de la sal que consumimos proviene de los productos procesados. Si dejáramos de llenar nuestra cesta de la compra de tantos productos de origen industrial nuestro organismo no tendría ningún problema en regular el sodio o el fosforo que se encuentra de forma natural en los alimentos frescos o congelados que consumimos habitualmente o el de los pellizcos de sal que añadimos a las recetas que cocinamos.

Aunque la sal que añadimos a las recetas no es, ni de lejos, la vía de entrada más “peligrosa” te proponemos unos trucos para para ayudarte a limitar su uso:

- No eches sal mientras cocinas, procura añadirla en el último momento antes de servir el plato. Prueba la comida y sólo si la encuentras sosa agrega una pizca más.

- No lleves el salero a la mesa

- Da prioridad a las preparaciones asadas, salteadas o cocinadas al vapor. Estos tipos de cocción reconcentran el sabor natural de los alimentos, por lo que estarán más sabrosos sin necesidad de añadir demasiada sal.

- Prueba a sustituir la sal por especias a tu gusto: orégano, pimienta, tomillo, etc…

En el supermercado lee las etiquetas, compara entre marcas de un mismo producto la cantidad de sal o de sodio y elije la que haya usado menos, o busca la etiqueta “sin sal añadida”. Ten en cuenta que la información puede ser confusa, pues si te dan la información por cada 100 gramos en vez de por ración, un alimento tendrá poca sal si aporta 0,25 gramos o menos y mucha si posee 1,25 gramos o más.

Si en la etiqueta aparece la cantidad de sodio, pero no de sal, haz esta operación: 

Gramos de sodio x 2,5= gramos de sal.

Desconfía de reclamos como “al punto de sal” o “con menos sal”. Aunque una salsa de soja lleve un 43% menos de sal, continua incorporando demasiada.

No bajes la guardia con los dulces, la bollería y los helados también llevan sal. Al igual que el azúcar está presente en muchos alimentos salados, muchos dulces incluyen más sal de la cuenta. Pues es utilizada para mejorar no sólo su sabor, sino también su textura.

No se trata de eliminar totalmente estos alimentos de nuestra alimentación, pero hay que consumirlos dentro de unos límites y detectar los excesos que suelen encontrarse en la gran mayoría de productos envasados antes de introducirlos en el carro de la compra, nos ayudará a controlar más su consumo.

La sal es necesaria, indispensable para la vida, aunque también puede ser nefasta para la salud si se abusa de ella.

No faltan razones para elegir aumentar el consumo de alimentos frescos en nuestra dieta y disminuir el de los procesados.


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