La Calabaza

 

La calabaza (Cucurbita maxima) es una planta originaria de América Central, pero se cultiva en muchos lugares del mundo. La calabaza se conocía en América tres siglos antes de nuestra era, sus semillas se encontraron en yacimiento arqueológicos de Perú. La planta llegó Europa después de la conquista y se propagó en el sur de este continente, en los países más cálidos. En la actualidad las variedades de calabaza están difundidas en todos los países con clima tropical y templado.

Las calabazas son una buena fuente de beta caroteno, que el organismo convierte en vitamina A, por lo que pueden ser parte importante en una dieta vegetariana, donde no hay productos animales que aporten vitamina A. La calabaza, por su bajo aporte en calorías y grasas, es un alimento recomendado en dietas de pérdida de peso, ya que colabora eliminando líquidos retenidos y regulando el azúcar de la sangre, desapareciendo así, la ansiedad frente al dulce.

La calabaza colabora en la eliminación de mucosidades en los pulmones, bronquios y garganta, ayuda a fortalecer el sistema inmunitario por su riqueza en antioxidantes, su zumo es laxante y un buen desintoxicante del cuerpo. Su elevado contenido en betacaroteno y alfacaroteno, disminuyen el riesgo frente al cáncer de próstata y enfermedades cardiacas. Es coadyuvante en el tratamiento de las cataratas ya que esos pacientes suelen presentar bajos niveles de beta y alfacarotenos.

Existen muchas variedades de calabazas en el mercado. En su mayor parte, pueden englobarse en dos grupos, aquellas que son propias del verano y las que son más propias del invierno. Estas últimas suelen ser más secas, fibrosas y dulces que sus compañeras de verano. A la hora de hacer la compra hay que elegir los ejemplares firmes, con la piel intacta y sin cortes ni daños. El tamaño de las calabazas de invierno suele ser muy grande, así que las podemos conseguir en porciones. En este caso elegiremos aquellas cuya carne no sea demasiado blanda en la zona externa. Tenemos que fijarnos en la piel, si es muy brillante es que aún no ha madurado del todo, y si su apariencia parece algo áspera, quizás esté demasiado madura.

La calabaza de invierno ha de ser pelada antes o después de su cocinado. Debemos eliminar también las semillas y la parte central, para utilizar únicamente la carne.

Cocinada, se puede consumir cocida, frita, gratinada, acompañada de diferentes salsas o como guarnición de platos. Se la suele utilizar también como ingrediente en sopas, tortillas y guisados. Las variedades de invierno son muy empleadas en la repostería para la elaboración de diversos postres como galletas, flanes y pasteles. Es muy significativo que toda la planta resulta comestible.

Acompañando a este artículo, os ofrecemos unas recetas donde la calabaza es parte esencial de ellas, como el flan de calabaza, el cabello de ángel, la crema de calabaza al horno, la crema de calabaza y zanahoria o las tortitas de flor de calabaza.

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